Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en la https://kezianwdh900844.blogdanica.com/38649979/el-momento-exacto-del-cabezazo-de-zidane